Pérdidas por créditos de deudores en insolvencia por primera vez desde 2012

La perspectiva económica de nuestro país deja sus primeras huellas sobre la cuenta de resultados del sistema financiero en España. Las entidades han aumentado en el primer semestre del año 2019 las pérdidas por deterioro de los créditos (ante la mayor posibilidad de insolvencia de los deudores, tanto persona física consumidor, como empresas y autónomos) por primera vez desde 2012.

Concretamente, la banca elevó estas pérdidas a los 1.635 millones de euros hasta junio, lo que supone un 4,5% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior, según los últimos datos del Banco de España.

Esta situación llega después de siete años de brusco descenso en el proceso de reducción de las pérdidas por deterioro. Entre 2012 y 2018, la banca disminuyó hasta un 96,2% esta línea de la cuenta de resultados. Sin embargo, este índice vuelve a repuntar en un contexto en el que tanto desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de España y el Gobierno central apuntan a un enfriamiento de la economía en la zona euro.

Cabe recordar que la banca ha vivido en el último año un repunte de la morosidad de los crédito al consumo (préstamos personales, tarjetas de crédito, micro créditos, etc…). En el último trimestre del año, los impagos crecieron un 26%, elevando el ratio de dudosos en este segmento al 5,6%, según destacó el pasado lunes el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Todo ello, en un contexto de importante desaceleración del consumo privado en la economía.

Asimismo, empresas y pymes del sector de la distribución también protagonizan un aumento de la morosidad ante la fuerte competencia que afrontan con los nuevos modelos de negocio de economía colaborativa.

Primeras alertas

La mora crediticia sirve como indicador para palpar la realidad económica del país y la solvencia de las familias y empresas a la hora de hacer frente a sus deudas.
En lo que va de año ha crecido el número de hogares con dificultades para afrontar las deudas contraídas, especialmente aquellas que cuentan con préstamos rápidos, tarjetas revolving y financiación al consumo.

De hecho, la unificación de préstamos ha subido sustancialmente en los últimos meses en más de un 30%, un ritmo casi el doble que el año pasado cuando el incremento ascendió al 17%, según fuentes de la Agencia Negociadora, compañía principal especializada en la unificación de los créditos.

El Banco de España ya ha lanzado las primeras alertas sobre cómo el deterioro del contexto macroeconómico que se avecina puede afectar a las entidades de depósito. Así, apunta a la posibilidad de una caída en la demanda del crédito, una bajada de la valoración de sus activos y también una mayor dificultad para desprenderse de los activos improductivos.

Las últimas medidas tomadas desde el BCE para endurecer la facilidad de depósito o alargar el horizonte de subida de los tipos de interés para incentivar el crédito y facilitar el pago de la deuda, tratan de evitar una desaceleración de la economía. Sin embargo, desde el sector financiero apuntan a que las políticas monetarias ya muestran signos de agotamiento y llaman a tomar medidas fiscales y reformas estructurales desde el Gobierno.

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